Convertirse en Bilbao es justo lo que desean las ciudades en
declive. El Bilbao de hoy se puede ver como un ejemplo de regeneraci—n
milagrosa. Actualmente, en el Pa’s Vasco, las instituciones art’sticas surgen
como setas (el Artium en Vitoria, el Guggenheim en Bilbao, etc.). ÀC—mo est‡
influyendo esta regeneraci—n en el arte contempor‡neo, desde Bilbao?
Antes de la
regeneraci—n mis amigos Ð que no conoc’an Bilbao Ð sol’an ir al Casco Viejo de
la ciudad y el recuerdo m‡s perdurable que tra’an a casa era el del olor a
orina en las calles. Hoy en d’a las cosas han cambiado y los turistas disfrutan
tambiŽn aqu’ del orden y de la limpieza que se pueden encontrar en otras
ciudades Europeas. Esto se debe en parte a los resultados del proyecto R’a 2000
de regeneraci—n urbana. Bilbao, una ciudad postmoderna, bien podr’a haber sido
creada por el deseo de su gobierno de beneficiarse del sentimiento de
renovaci—n que trajo consigo el nuevo milenio.
ÒLa historia es un
proceso de decadencia y ruinaÓ Ð esta es la perspectiva quintaesencial que
surge del fin-de-millenium de Bilbao. Si no fuera por las espectaculares ruinas de
su ‡rea metropolitana de cerca de un mill—n de personas ser’a una t’pica ciudad
provinciana Europea rezumando un estilo de vida burguŽs. Pero es la estŽtica de
Òciudad duraÓ la que hace diferente a Bilbao."[i]
En el Bilbao de los a–os ochenta no exist’a esta
conciencia de ciudad dura; simplemente lo era. Estaba en el apogeo de su decadencia, una ciudad
industrial que en el pasado hab’a dirigido la econom’a Vasca y donde ahora las
personas luchaban por mantener sus puestos de trabajo. La ciudad era marginal,
la gente estaba emigrando y hab’a un importante ambiente contracultural
(huelgas, demostraciones, rock Punk, gaztetxes y dem‡s).
Esta misma contracultura est‡ siendo ahora recuperada por algunos de los j—venes artistas de la ciudad, lo que nos puede llevar a que se despoje de su significado a formas que una vez fueron subversivas. Es algo por lo que se ha caracterizado el postmodernismo aunque debemos tener cuidado y evitar la ingenuidad. ÀQuŽ es lo que ocurre si estas formas se utilizan de forma sistem‡tica, cercana a los trucos utilizados por el arte contempor‡neo cuando se recupera la historia? ÀC—mo se pueden diferenciar enfoques œnicos de estrategias tan familiares?
El trabajo que
anteriormente se hubiese presentado en espacios alternativos como son los
Gaztetxes (centros culturales habilitados por okupas) ahora tiene la
oportunidad de ser presentado en una de las muchas instituciones. Por ejemplo,
I–aki Garmendia tiene un video titulado ÒRock Radical VascoÓ en el que muestra
a algunos j—venes ensayando en un bar de punk rock , lo que puede dar a
entender que los j—venes est‡n generando una cultura alternativa y autosuficiente;
pero ello no resulta as’ cuando el video se ve (tal y como lo hice yo) en un
stand de preselecci—n para la ÒExposici—n Gure ArteaÓ (equivalente al Young
British Artist Prize).
ÒLas actividades de
ocio y las llamadas Òculturas industrialesÓ se convierten en muy relevantes en
la regeneraci—n del centro urbano. La diferencia entre ÒarteÓ, comunicaci—n,
ÒculturaÓ y ÒentretenimientoÓ desapareceÓ.[ii]
Si pudiŽsemos
utilizar la met‡fora de la ciudad como un texto podr’amos ver claramente c—mo
Bilbao se est‡ convirtiendo en otro ejemplo de ciudad postindustrial con muchas
referencias al postmodernismo. ÀSe expresan estas referencias de un modo
espec’fico o existe una forma distinta a travŽs de la cual Bilbao se est‡
convirtiendo en una ciudad postindustrial si la comparamos por ejemplo con
Birmingham? Como dice Peet (1996), cuando leemos la ciudad como un texto caemos
en una interpretaci—n idealista que est‡ distanciada de la realidad f’sica de
las cosas. Si los artistas vascos est‡n tomando referencias del pasado para
situarlas en sus propias narrativas (aqu’ tambiŽn habr’a que evaluar c—mo de
œnicas son sus propias narrativas), Àc—mo pueden ser subversivos? El material o
lenguaje que est‡n utilizando es de alguna forma ficticio. Lo que quiero decir
es que el aspecto estŽtico del s’mbolo nunca puede tener la misma carga al ser
repetido que la que tuvo al aparecer por primera vez. En retrospectiva podemos
ver esos acontecimientos como ingenuos pero por lo menos ten’an un compromiso
pol’tico: reutilizarlos ahora despojados de su contexto es retirarse del
compromiso.
Ahora,
inevitablemente distanciados del contexto sociocultural en el que estos
acontecimientos tuvieron lugar, no nos es posible volver a las ra’ces de la
ciudad para as’ poder aplicar una pr‡ctica alternativa en vista de su
regeneraci—n. Y ahora que el Gobierno Vasco est‡ llevando a Bilbao hacia el
futuro al importar pr‡cticas posmodernistas de otros lugares, se le pide al
artista que responda a ello con una perspectiva for‡nea para as’ crear nuevas
relaciones o criterios. El modo en el que la parte local de sus trabajos es
utilizada se transporta a la perspectiva del arte contempor‡neo, tal y como le
comenta Jon Mikel Euba a Peio Aguirre[iii]:
ÒEl sistema
americano de producci—n de im‡genes est‡ imponiendo un paisaje en el mundo; yo
intento hacer lo mismo en un contexto que conozco bien y que pienso que no ha
sido explotado completamente de
manera ic—nicaÓ[iv].
Otro de los aspectos
a los que se refiere Peio Aguirre es el hecho de que el arte que se practica ahora
en el Pa’s Vasco no adopta una postura u otra con respecto al problema vasco, es decir,
no es ideol—gicamente pol’tico. No obstante, desde mi punto de vista es
obviamente dogm‡tico en su utilizaci—n del deconstruccionismo; la œnica
originalidad que encontramos aqu’ son los s’mbolos (o temas) que est‡n siendo
tratados y recontextualizados. ÀC—mo puede convertirse una pr‡ctica art’stica
en 'menor' si existe una cierta paranoia de ser visto como pol’tico y una
ansiedad paralela a ser excluido
del debate cotidiano sobre el Pa’s Vasco? Parece que incluso aquellos artistas
que se acercan al calor del debate todav’a tienen miedo a quemarse; siempre
volviendo al postmodernismo para enfriarse cuando se han acercado demasiado al
fuego. Parece ser que quieren eludir el clichŽ de vasco, pero al hacerlo son
incapaces de tratar el tema de
forma directa, siempre moviŽndose en la periferia del significado sin tratar
realidades f’sicas o posibilidades sociales. As’ lo expresa Txomin Badiola:
ÒSi hay algo que
caracteriza estas pr‡cticas es su ambigŸedad. Me gustar’a entender este aspecto
en su forma m‡s radical y transformadora, quitando de lo que podr’a ser un acto
de esconderse pero al contrario: en el acto de revelaci—n.Ó
ÀQuŽ es lo que intenta mostrarnos esta visi—n positiva de la pr‡ctica de los artistas vascos?, ÀquŽ es lo que sabemos sobre cu‡l es nuestro puesto en los tiempos en los que vivimos?, Àsomos capaces de ocuparnos culturalmente al nivel del discurso art’stico Occidental e incluso a–adir un excitante factor local para poder vendernos como m‡s ex—ticos? Pero ÀquŽ cambia esto en tŽrminos locales? ÀS—lo se expone esta localidad para ser vista a travŽs de ojos globales? Al introducir el factor local en el lenguaje desterritorializado del arte contempor‡neo estamos olvid‡ndonos de lo local, lo estamos dejando a un lado. Como dice Deleuze, para poder convertirse en menor hay que renunciar al lenguaje principal (en su aspecto imperativo). El arte que se produce en el Pa’s Vasco no renuncia ni cuestiona las tendencias actuales en las pr‡cticas del arte contempor‡neo, s—lo hace un sutil dialecto de ello, que no es de uso pr‡ctico ni intelectual en el d’a a d’a de los vascos. Hay escepticismo al tratar de esbozar una cr’tica sobre el debate diario, ya que siempre se filtra a travŽs de la instituci—n del arte.
Lo que ocurre aqu’
es que la contracultura no funciona en todos los niveles cuando siempre est‡
alternando entre la clandestinidad y la instituci—n para as’ evitar el
hundimiento en la normatividad o el anonimato. ÀPodr’a producir lo que Deleuze
define como ÒconvertirseÓ? Estos artistas no pueden convertirse en Òextra–os en
su propio lenguajeÓ cuando en realidad est‡n intentando encontrar un territorio
que estŽ a la altura del sistema. No son ellos los que lo est‡n produciendo
sino el sistema que se contenta con tener un poco de esta estŽtica dura para
promocionar su ciudad como una
ciudad en conflicto, al tiempo que se mantiene un distanciamiento cr’tico. De
este modo el gobierno ni siquiera necesita traducir el trabajo para su
exportaci—n. Muestran una necesidad de que la Cultura Vasca sea exportada a
Europa como una caracter’stica de su origen, pero sin intentar llegar a aceptar
sus realidades m‡s dolorosas.
ÒEs una cuesti—n de
convertirse que incluye el m‡ximo de diferencia como una diferencia de
intensidad, cruzar una barrera, subir o caer, doblar o erguir, un acento en la
palabra.Ó[v]"
De alguna forma
podr’amos decir que estas pr‡cticas son menores dentro del lenguaje principal
del arte contempor‡neo pero no creo que haya conciencia de Òconvertirse en
menorÓ. M‡s bien, est‡ la demanda existente para los temas jugosos de culturas
minoritarias y terrorismo que se incluyen en la instituci—n.
Aqu’ podemos dar la
vuelta a la pregunta: Àpodr’a este artista hacer algo distinto, producir
artefactos cuyo origen no se pudiese localizar?
Lo que aqu’ estoy
argumentando es que lo 'vasco' est‡ integrado sin que quepa la posibilidad de
escapar de ello total o parcialmente porque su sello vasco es beneficioso y
tambiŽn en parte porque es imposible distanciarse totalmente de la identidad
vasca.
Entonces Àc—mo se
puede juzgar este distanciamiento desde una perspectiva pol’tica? Uno de los
aspectos m‡s importantes de convertirse en menor es siempre el de adoptar un
car‡cter pol’tico. En el Pa’s Vasco hay un s—lido movimiento de resistencia en
pol’tica. Se realizan continuamente acciones, manifestaciones y charlas,
generalmente desde la izquierda.
Es algo de lo que
uno se puede saturar f‡cilmente. ƒsta bien podr’a ser la raz—n por la cual los
artistas vascos no se lanzan por completo a Òconvertirse en pol’ticosÓ. Tienen
miedo de ser vistos como parte de esa faceta que siempre est‡ presente en la
vida cotidiana vasca o de convertirse en vulgares.
Estamos atrapados
entre el diablo y el fondo del mar, lo cual no es necesariamente una situaci—n
dif’cil, pero es importante escapar del paisaje institucional; de no ser as’,
seremoss absorbidos por las exportaciones que el Gobierno Vasco hace de la
Cultura Vasca contempor‡nea.
Mattin
Notas y referencias
[i] J. Zulaika en Ò
Post-industrial Bilbao: the Reinvention of a New CityÓ, Basque Cultural Studies
Program Newsletter, n¼ 57, Abril 1998.
[ii] J. J. Zulaika en Ò
Post-industrial Bilbao: the Reinvention of a New CityÓ, Basque Cultural Studies
Program Newsletter, n¼ 57, Abril 1998.
[iii] Jon Mikel Euba, artista vasco participante de Manifesta 2002. Peio Aguirre, conservador vasco.
[iv] P. Aguirre, ÒBasque ReportÓ www.artszin.net/basque_report.html
[v] G.Deleuze y F.Guattari,
'What is a Minor Literature', en "Kafka: Towards a Minor Literature',
Minnesota: University of Minnesota Press, 1986 p20